27 marzo 2013

Reflexiones acerca de los errores en las novelas

Hoy se ha publicado un texto mío en El Tiramilla que quería compartir también con vosotros. Se trata de un artículo que escribí un día en que la rabia me invadía, un día en el que estaba inmersa en una historia, una buena historia, pero repleta de fallos, no solo de estilo, también de ortografía. Hay veces que mi vena crítica se hace más presente al encontrarse con un ejemplo así, y hay ocasiones en las que soy más benevolente y lo dejo pasar. En esta ocasión, me fastidió y me hizo tomar hoja de word y teclas y ponerme a escribir como una loca. ¿El resultado? Podéis verlo a continuación: 


¿Por qué no las miman lo suficiente?

Desde siempre se ha considerado la lectura como una fuente de conocimiento, saber y aprendizaje. Cuando éramos pequeños, nuestros padres nos decían: “tienes que leer para así aprender a escribir y a expresarte”. Conforme crecíamos, íbamos descubriendo que, además, los libros nos enseñaban vocabulario. Posteriormente, también nosotros diríamos esas palabras a nuestros pequeños, porque, efectivamente, para aprender una lengua hay que leer mucho. Esto no solo funciona con el castellano, también con las lenguas extranjeras, o, ¿qué estudiante no ha escuchado de su profesor de inglés que tiene que leer mucho en esa lengua? Estamos todos de acuerdo, entonces, en que la lectura ha sido, es y será una fuente de aprendizaje para todos. Entonces, ¿por qué las editoriales y también los autores no miman sus novelas al máximo?
Los que amamos la lectura estamos acostumbrados a leer muchos libros: de diferentes autores, en distintas lenguas, de diversas editoriales, de temáticas variadas. Un día podemos encontrar una novela con una trama argumental maravillosa, pero con faltas de ortografía en cada una de sus páginas, con errores garrafales de estilo. Otro día, puede llegar a nuestras manos otra cuya historia no destaque demasiado, pero con una edición impecable, libre de erratas y fallos. ¿Cuál de las dos es mejor?, nos podríamos preguntar. Y lo que yo me cuestiono es: ¿por qué, por qué y por qué?: ¿por qué la figura del corrector brilla por su ausencia en tantas y tantas novelas?, ¿por qué las editoriales no se lo curran al máximo para sacar al mercado un libro impecable? Y otro de los mayores interrogantes: ¿por qué hay autores que escriben tan horrorosamente mal? Somos humanos y todos estamos en una época de aprendizaje, pues vivir es aprender, pero siempre se ha exigido que el escritor escriba bien, y hoy nos conformamos con que tenga una buena idea que contar. Si una editorial premia el segundo factor, que se encargue del primero contratando a un buen corrector que pula la historia, ¿no?
Últimamente me encuentro con errores de todo en tipo en las novelas que leo, y no solo en las juveniles. Desde erratas que se pasan por alto al no examinar con mimo y detalle un manuscrito, hasta errores de puntuación, ortografía y estilo que hacen que el lector se lleve las manos a la cabeza. En cuanto a la puntuación, el error más frecuente es el relacionado con las comas, esos puntitos alargados que nos hacen enloquecer a veces, esos signos tan subjetivos que cada uno coloca donde mejor le suena. Ausencia de comas, sobreexplotación, comas mal puestas, comas horrorosamente mal puestas, comas que no te puedes explicar cómo están ahí colocadas (he llegado a ver comas entre un verbo y su complemento al más puro estilo: María come, canelones). Con referencia a la ortografía, los fallos más gordos y que a mí más me molestan son los siguientes: infinitivos en lugar de imperativos (se dice “seguid”, no “seguir”); queísmos al tratar de evitar ser dequeísta (se dice “estoy segura de que es normal”, no “estoy segura que es normal”). También están los errores de estilo, que pasan más desapercibidos, pero que pueden destrozar un texto: gerundios donde podrían ponerse otras fórmulas; cursivas por doquier, sobre todo en obras traducidas, etc.
¿A qué nos lleva todo esto? ¿Qué ocurre cuando nos encontramos con una novela que tiene tantos errores de tantas clases? Nos hacen dudar, nos hacen plantearnos las reglas de ortografía y, al fin y al cabo, nos hacen desaprender.  ¿Cuántas veces he tenido que coger el diccionario para comprobar si es con g o con j?, ¿en cuántas ocasiones he tenido que consultar en san Panhispánico de dudas si se pone en cursiva o entre comillas? No queremos que la literatura nos confunda; queremos que nos enseñe, que nos haga más sabios. Por todo ello, exijamos novelas sin faltas de ortografía, exijamos un poco más de mimo.

¿Estáis de acuerdo conmigo? Contadme, ¿os da tanta pena como a mí que las novelas se publiquen con tantos fallos? ¿Consideráis que las editoriales deberían mimar más las novelas que publican? ¿Estáis hartos de encontraros con faltas de ortografía y de estilo en los libros? Contadme qué opináis, que tengo sed de comentarios a este respecto.

*He incluido el texto en esta entrada por el cierre de El Tiramilla

14 comentarios:

  1. A mí me pone negra. Como lectora, llego a valorar negativamente el libro si hay muchos fallos. Como autora, casi me dio un síncope cuando me hicieron notar que había dos laísmos y un acento mal puesto en uno de mis libros. Si eso me llega a pasar teniendo una editorial, pongo el grito en el cielo.

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  2. Pues tienes razón, deberían cuidar y mimar mucho más las ediciones. Pero como lo que cuenta es el beneficio económico, pues si nos ahorramos el corrector, más ganamos con cada libro.
    A mi me rechinan los dientes cada vez que veo algo mal traducido también. Porque en ese caso, la culpa es del traductor que o no sabe traducir o no sabe castellano y se inventa palabras.

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  3. Nos hemos quejado taaantas veces de esto, Natalia, y siguen sin escucharnos. Y aquí no se trata de que uno esté contento, al otro le de igual o que haya quien no lo soporte... no, aquí estamos todos cabreados al mismo nivel. Pero es que encima esto es como si te vas a una tienda de ropa y te venden un jersey que después está agujereado... yo flipo con las editoriales: hay algunas que tienen productos de pena, la verdad. Venden lectura, venden libros, venden letras: ¡JODER! es que somos unos conformistas y pasamos de todo, se lo perdonamos... pero esto es como el que se queda el jersey roto!!!!! Lo que pasa es que el libro, una vez comprado, no lo podemos devolver a la librería; ¿te imaginas qué sucedería si hiciéramos esto?
    Yo creo que publicar una novela con errores ortográficos es faltarle el respeto al lector; y que no me digan que no tienen modo de remediarlo, porque me río en su cara. Lo que no es normal es que yo lea un libro al que le faltan tildes, le sobran, las comas estén mal puestas liando al lector porque cambian el sentido de la frase..... Y qué quieres que te diga, he terminado uno de Kiwi que me ha tenido con la mosca en la oreja, yo lo siento por esa editorial pero es que son el colmo (qué les costará repasarse sus novelas?? que luego se cabrean porque les criticamos); es que encima en esta novela que te digo he notado que ha sido como si le pasaran el corrector de word por encima, pero descaradíiiiiiiiiiiiiisimo!! Había palabras corregidas por un corrector informático, palabras bien escritas pero que no eran las que tenían que estar ahí (waaaa... yo me entiendo).
    En fin,,,,,,,,,,,, que me enciendo!!!!!!!!!!! que me enciendo! Estos temas me ponen de muy mala leche.

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  4. Cuando hay algún fallo no me molesta, entiendo que puede pasar (aunque eso es de buena persona, realmente no deberíamos pasar ni una), pero me molesta mucho cuando te has gastado dinero (y últimamente, mucho dinero al precio que los ponen) y hay muchos errores. No creo que haya excusa, que lo revisen más veces, que contraten a gente más competente, que hagan algo, pero estamos pagando por algo y nos merecemos que menos que el texto perfecto. Tienes mucha razón en que nos hacen desaprender.

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  5. Yo cada vez que me encuentro una falta de ortografía, una lágrima se suicida por mis mejillas. Y no exagero en absoluto, ¡hay cada cosa! Estoy totalmente de acuerdo contigo.
    ¡Un saludo!

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  6. Reconozco que soy una persona que comete muchas faltas a la hora de escribir, no hay forma de que aprenda aponer los acentos donde dios manda pero siempre intento hacerlo lo mejor posible y aunque generlamente no me suelo fijar en estas cosas si que hay algún que otro fallo en los libros que llega a dar miedo O.O
    Saludos!

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  7. Que cierto!! no hay nada mas horrendo que una falta ortográfica de esas que salta al ojo hasta dejarte tuerto. estropean incluso las mejores historias y a mi entender no tiene perdón, a mi entender un libro merece el respeto suficiente como para que se corrijan las faltas de estilo y ortografía.

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  8. Esto de publicar libros con errores garrafales es como un virus. La cura está clara, pero no se aplica.

    ¿Qué necesitarán las editoriales para hacer lo que deben?

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  9. Tienes muchisima razon y tu articulo es buenisimo! Un beso

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  10. Estoy completamente de acuerdo con lo que comentas en el artículo. Personalmente no me compensa una idea brillante narrada de forma desastrosa; prefiero una idea normal, pero tratada con mimo.

    Eso sí, en el artículo creo que te olvidas de mencionar a los traductores, porque hay cada uno que tela marinera. Para traducir hay que conocer las dos lenguas: la tuya y la original. No vale todo el mundo para ello ni muchísimo menos. Anda que no he visto construcciones de frases en libros españoles que se nota que vienen del inglés, porque están traducidos tal cual, sin adaptarlo a la construcción española. Y me parece algo lamentable.

    Y bueno, ya no son sólo las editoriales y su obsesión por publicar todo lo que está de moda y de cualquier manera, sino también la obsesión de autores por publicar algo que lo mismo no se han leído dos veces, o que simplemente les da igual cómo salga su obra, mientras salga. La verdad es que no entiendo cómo permiten que algo que les ha llevado tanto tiempo salga de cualquier manera, pero tampoco sé cómo funciona el mundo editorial...

    En fin, que no sigo porque me enervo. Ahora, también es culpa nuestra por seguir comprando a pesar de estas cosas. Si no comprásemos dos veces a una editorial que nos cuela un churro por un libro una vez, ya verías tú cómo se lo curraban más.

    Besitos!! :)

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  11. Estoy totalmente de acuerdo. Me he encontrado con libros cuya historia me ha gustado pero que la reseñar no he podido evitar comentar que ¡estaba fatal escrito! ¿Cómo voy a valorar de forma positiva ese libro?

    Para empezar, más que de los correctores, es culpa del autor. ¿Cómo no les da vergüenza presentar manuscritos tan malos? Si yo quisiera enviarle mi manuscrito a una editorial tengo claro que haría lo imposible por dejarlo perfecto, o como mínimo bien. Que todos cometemos errores y con el tiempo nos enteramos de que ciertas cosas que dábamos por correctas son incorrectas, pero vamos que todo tiene un límite.

    He alucinado muchos veces con bloggeros que dicen: «Bah, a mí no me importan las faltas de ortografía y esas cosas, mientras me entretenga...». Y yo me pregunto sinceramente: ¿cómo les puede entretener? Es decir, ¿acaso no les interrumpe la lectura constantemente? Poque yo con muchos de esos libros me tengo que parar a leer varias veces una frase para saber si el autor quería decir cómo o como, qué o que. ¡Que las tildes están para algo, y no solo para incordiar al personal!

    Y por supuesto que también habría que culpar a la editorial... Si decides publicar un manuscrito por su trama, por lo menos corrígelo, y si no te apetece gastarte el dinero (que con el precio de los libros bien merecida tenemos una buena correción) ¡no lo publiques!

    Para hacerlo mal, no lo hagas.

    ¡Un besito!

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  12. Silvia: el tema de los traductores ya me toca más de cerca y necesitaría una entrada diferente. Pero te puedo adelantar que igual que me molesta soberanamente que haya traductores que traduzcan mal, e, incluso, que estos ni siquiera sean traductores, también me molesta que solo se acuerden de los traductores cuando se encuentran malas traducciones y nunca cuando el trabajo está bien hecho.

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  13. En eso te doy la razón, al menos en gran parte, porque también hay traducciones que son alabadas, y con ellas sus traductores (aún recuerdo cómo la traductora de mi edición de "Orgullo y prejuicio" nos enamoró por completo a Arse y a mí, por ejemplo).

    Pero me parece que en el mismo saco entran los correctores y los editores, por ejemplo, pues también los he visto nombrados casi siempre para criticar su labor, y casi nunca para alabar. Parece que en todo el tema de la edición de un libro, cuanto menos sean nombrados los que intervienen mejor. Y es una lástima, porque es cierto que igual que nos quejamos siempre cuando no nos gusta algo, también deberíamos de acordarnos de alabar siempre lo que sí nos ha gustado ;)

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  14. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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