¡Buenos días! Hace tiempo que tengo planeado escribir esta entrada y lo he ido retrasando y retrasando porque no encontraba la inspiración para empezar, también porque quería releer (¡de nuevo!) la novela de la que os voy a hablar para poder concretar mejor los datos que quiero dar. En alguna ocasión os he comentado que hay libros que, por una razón o por otra, me llegan de una forma especial y crean en mí una necesidad imperiosa de visitar lugares que en ellos aparecen. Me pasó con Amy y Roger y el parque Yosemite (¡que fui a visitar en California!); me pasó con La orquídea prohibida y los jardines Kew (que aún no he visitado porque estuve en Londres poco antes de leer el libro, pero que he visto mil veces por internet y que algún día veré en persona); y recientemente me ha pasado con El árbol de mi vida y Escocia. Cuando traduje este libro, cogí un papelito y empecé a anotar los sitios tan maravillosos que en él aparecían: el lago Ness, el Commando Memorial, Glencoe, el lago Garten y sus águilas pescadoras... Nunca me ha interesado especialmente la ornitología y ahí estaba yo, deseando locamente ver esas águilas. Pues llegó el momento de planear mi próximo viaje y mi pareja y yo empezamos a valorar lugares diferentes. Confieso que hice trampas y que, con malas artes, me gané el entusiasmo de mi chico por Escocia mostrándole fotos de los muchos castillos que hay allí (a él le flipan los castillos) y las más bonitas que encontré de los lagos. Era la segunda vez que iba a ese país, pero la primera que visitaba las Tierras Altas (Highlands), y no podía estar más emocionada. Aunque en esta entrada voy a centrarme en los lugares que tienen que ver con la novela El árbol de mi vida, también mencionaré de pasada todo lo que vimos.
Grace y Alasdair comienzan este viaje por Escocia por Glencoe, un valle entre montañas que es una auténtica preciosidad. Ahora, con la ventaja que me ofrece el tiempo, echo la vista atrás y pienso en todo lo que me quedó por ver, pero visitamos muchos lugares en pocos días, por lo que era imposible detenerse más de lo que hicimos. Me hubiera gustado hacer alguna de las rutas de senderismo que hacen los personajes, ver alguno de esos lagos perdidos que mencionan, pero estoy muy contenta con haber paseado por Glencoe y haber descubierto este paraje tan sensacional. Si hacéis clic en las imágenes las veréis más grandes.
Otra parada que hacen ellos, de camino al lago Ness, es en el Commando Memorial. Este era un punto que yo tenía anotado en la lista de cosas que ver, pero que acabé descartando por falta de tiempo y porque, en realidad, tampoco me atraía mucho, era más bien por el hecho de estar en un lugar al que tantas vueltas le había dado a la hora de traducir. Como os digo, no lo marqué en la ruta, pero la suerte quiso que pasáramos por allí de camino a Eilean Donan y, cómo no, paramos. El Commando Memorial es un monumento homenaje a los comandos que allí entrenaban en la Segunda Guerra Mundial. Más allá del monumento en sí, es muy bonito ver los montes que se extienden más allá, el Ben Nevis y el Aonach Mor, y las miradas de los tres soldadas dirigidas a ellos. El lugar, además, está lleno de ovejas y hay otra especie de homenaje al lado en el que aparecen los nombres y fotografías de los soldados.
Aunque no se le da mucha importancia, se menciona también el lago Ness, y, como buena turista que se precie, allí que fui. El lago Ness es inmenso y nosotros estuvimos en la zona de Drumnadrochit y también vimos el castillo de Urquhart (y, de nuevo, como buenos turistas, hicimos el crucero).
La parte que más se me quedó grabada de la novela fue la visita a los Cairngorms y el lago Garten. Oh, queridas águilas pescadoras, qué ansiada espera. Así como os digo que hubo elementos que, por la fecha en la que fuimos, no pudimos ver (como el tren de Hogwarts pasar por Glenfinnan porque en esa época no pasaba), tuvimos una suerte inmensa con las águilas pescadoras. Para que veáis hasta dónde llega mi vena friki, os contaré que me puse en contacto con el centro de visitantes de águilas pescadoras en el lago Garten para preguntar si podíamos visitarlo y si ya habían llegado las aves, y es que cada año, una pareja de águilas pescadoras migra a ese lugar a pasar la temporada de primavera-verano (tienen una webcam podéis verlas aquí). Pues bien, nosotros visitamos ese lugar el día 1 de abril, el primer día que abría (no estaba preparado, fue una maravillosa coincidencia, porque me habría dado mucha pena no haber podido ir), la hembra (EJ) llegó como una semana antes y el macho (Odin) llegó ¡el día anterior! Pudimos verlos a los dos y fue increíble. No es como aparece en la novela, está demasiado enfocado al turista y hay unos cuantos por allí, y tú estás en una especie de caseta insonorizada mirando por varias pantallas y prismáticos que tienen. El año pasado vi a estas águilas por la webcam y a sus crías, y este año las he visto en persona.
En cuanto a los Cairngorms, mi visita fue menos fructífera que la de Grace y Alasdair, pues hacía un frío helador y, cuando llegamos a la estación que había en prácticamente la cima (donde se podía llegar con el coche), nos granizó, así que dimos un paseo rápido y bajamos de nuevo. Eso sí, vi el teleférico que aparece en el libro (sale en la segunda foto) e incluso a un par de esquiadores intrépidos que iban a subir en él.
Había otras paradas en Escocia, pero algunas de ellas no las hicimos porque nos pillaban más retiradas o porque preferimos ir a otros lugares más atractivos. Arisaig, punto importante de la novela, estuvo ahí, ahí hasta el final, no nos pillaba tan retirado de camino a Eilean Donan, pero había que desviarse un poco y nos añadía un tiempo que no teníamos al viaje (había que contar con la visita, no solo con lo que se tardaba en llegar); menos mal que no fuimos, porque ese día llegamos sobre las 22 horas al punto final, e ir con el coche de noche por esas carreteras en las que, además, se te cruzan las ovejas, pues como que no. Por Nethy Bridge pasamos con el coche, y vi ese puente en el río que se menciona en la novela, y por Inverness pasamos para ir a los Cairngorms, aunque no nos detuvimos.
¿Otros lugares que vimos? Stirling, pueblecito tan importante en la historia de William Wallace; Inveraray, un pueblo muy pintoresco en el lago Lomond y que me pareció precioso y distinto a todo lo demás; el lago Lubnaig fue el que más me gustó de todos los que vimos, hicimos unas fotos increíbles; el castillo Doune (el que se utilizó para recrear Invernalia, de Juego de tronos); Fort William; el castillo Eilean Donan, que es la fortificación más bonita que he visto nunca; la isla de Skye (nos quedamos en Portree, pero hicimos una ruta con el coche), que fue lo que más me gustó del viaje; Saint Andrews y Stonehaven en la costa este; Glamis castle; Blackness castle; y, como colofón, Edimburgo, ciudad que visito por segunda vez y que sigue pareciéndome una de las más bonitas que hay. Si queréis ver fotos de estos lugares, a mi instagram subí unas cuantas.
Y eso es todo, espero que os hayan gustado las fotos, los lugares y que no se os haya hecho pesada la entrada, que al final me he enrollado bastante. Ahora ya entendéis por qué El árbol de mi vida es un libro tan especial para mí y por qué pienso que Escocia es el país más bonito del mundo. Contadme, ¿habéis ido a esos lugares? ¿Alguna vez os ha pasado eso de leer un libro y necesitar ir a los lugares que en él aparecen?
¡Un viaje increíble! Me alegro de que lo disfrutaras, me encantaría visitar algún día Escocia, tiene que ser precioso y las fotos geniales.
ResponderEliminar¡Besos!
¡Precioso! Me ha encantado esta entrada <<3
ResponderEliminarPues fíjate que hace una semana volvimos mi pareja y yo de Escocia y nos encantó tanto que queremos volver pronto. Leer tu entrada me ha puesto los pelos de punta pues hemos visto los mismos lugares que vosotros, aunque con una semana no tantos. El castillo de Eilean Donan es precioso e hicimos fotos increíbles. No pudimos visitar el de Blackness ya que rodaban la película Mary Queen of Scots (qué ganas de verla ahora). Ay sí, y los escoceses son simpatiquísimos. Esa región me ha enamorado <3
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