Reseña: La isla del abuelo, Benji Davies

La isla del abuelo, Benji Davies

Traductora: Nàdia Revenga García

Editorial: Andana

32 páginas

Leo quiere a su abuelo. Y el abuelo quiere a Leo. Y eso no cambiará nunca
Al final del jardín de Leo, pasada la valla y su arbolito, se encuentra la casa del abuelo. A Leo le encanta pasar tiempo con él, así que siempre que puede se escapa a verle. Sin embargo, una de esas veces, se encuentra con que el abuelo no está en el sitio de siempre, ¡ha subido al desván!
Leo lo sigue para poder ver qué hace, pero al pasar a través de la puerta de ese habitáculo, aparece de golpe en medio de una isla llena de colores, una isla en la que, desafortunadamente, el abuelo se quiere quedar para siempre.

Llevaba mucho tiempo con este libro anotado en una lista de cuentos interesantes. Esperaba al momento en el que lo pudiera necesitar para hablar con mi hijo de la muerte, tema que habíamos tratado de forma superficial cuando él me había preguntado, pero en el que no habíamos ahondado. El momento llegó de la peor de las formas, precisamente con la muerte de su abuelo, y lo cierto es que el libro cobró más sentido que nunca. Hoy, unos meses después de la compra, me animo por fin a hablar de él.

La isla del abuelo es un cuento precioso, sensible y muy emotivo que trata el tema de la muerte de una forma muy bonita y esperanzadora. A primera vista, el tema puede pasar desapercibido, el niño, según la edad, no entenderá el mensaje, y también es una historia bonita en sí, sin necesidad de hablar de la muerte. Sin embargo, en el caso de necesitarlo, tendrá que ser el lector adulto quien guíe al niño por el veradadero trasfondo de esta historia tan hermosa.

El abuelo se marcha a una isla habitada únicamente por animales. Lo acompaña su nieto en un viaje ameno y entretenido. Exploran juntos esta isla desierta, pero densamente poblada por criaturas exóticas. Es una isla divertidísima, y abuelo y nieto disfrutan mucho de su tiempo juntos. Sin embargo, el abuelo informa al niño que tiene que regresar a casa y que él va a quedarse. Y, así, el niño emprende el camino de vuelta, en absoluto tan agradable como el de ida, más bien oscuro, triste, largo y complicado. Y ya el abuelo no está. Se me llenan los ojos de lágrimas tan solo de pensar en lo bonita que es la historia y en la forma tan sutil y hermosa del autor de tratar este tema. Ese tiempo maravilloso de abuelo y nieto, el regreso tan sombrío del nieto a su hogar, ya sin su abuelo, que representa la pena y el dolor por la pérdida. Pero la idea de que el abuelo está en un lugar hermoso, que está bien, que es feliz y no se siente solo. La primera vez que lo leí, lloré. La segunda vez, lo leí tras una triste pérdida y se me encogió el corazón. Es, sencillamente, maravilloso. Las ilustraciones son un regalo para la vista y el texto, un regalo para el corazón.